El padre Pelayo ha sido uno de los sacerdotes más admirables que ha tenido nuestra Iglesia aquí en Parral. A él debemos el que hoy tengamos este hermoso edificio, emblemático para nuestra Ciudad, como es la Catedral, que también es Santuario de la Virgen de Guadalupe.
Les comparto que cuando tuve la primerísima noticia de que iba a venir a Parral como obispo, inmediatamente busqué en internet sobre la Ciudad de Parral, y lo primero que uno encuentra es la Catedral. Esto deja ver que es una de las construcciones de la ciudad que más distinguen a Parral. Y allí te dicen también que es un Santuario Guadalupano.
Un Santuario es un templo en el que se venera de manera especial una imagen de Jesucristo, de la Virgen o de algún Santo, un lugar de especial culto a Dios, de adoración, también de sanación, de reconciliación con Dios.
Efectivamente, el primer título que se le dio a este templo fue el de Santuario, porque se pretendió desde un principio que fuera el lugar de peregrinación donde los moradores de la Región del Sur de nuestro Estado pudieran venir a saludar a la Santísima Virgen. Con esta intención se diseñó y hoy nosotros vemos en su interior cómo todo esta ordenado a este fin: sus vitrales, guadalupanos unos, o las diferentes advocaciones de la Santísima Virgen; otros que nos hablan de cómo se forjó el nuevo mundo. Y sobre todo el diseño del templo lleva a la parte principal que es un gran ábside con la bendita imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, y a sus pies están San Juan Diego y el Obispo Fray Juan de Zumárraga.
Pareciera que el padre Pelayo y sus contemporáneos tenían la visión a futuro de que la región sur de nuestro Estado se convertiría en Diócesis, porque este templo se destaca por su diseño del todo único. Y así fue. Años más tarde el Santo Padre decidiría erigir la nueva Diócesis de Parral, y por tanto al Santuario de nuestra Señora de Guadalupe se eleva al título de Catedral de la nueva Diócesis. Porque toda Diócesis ha de tener un obispo y el obispo ha de tener su Catedral.
O sea que la Catedral Diocesana se asocia con el ministerio del Obispo, en el sentido que es allí su Sede, el lugar donde tiene su cátedra, desde la que enseña, ejerce su ministerio profético, litúrgico y de servicio. Es como el corazón de la Diócesis.
Personalmente me gusta mucho nuestra catedral. De hecho cuando ya comencé aquí mi ministerio había la necesidad de cambiar el sello oficial de la Diócesis y convenimos que fuera la imagen de la Catedral en la que se destacara la silueta de la Virgen de Guadalupe.
Cuando llegué a Parral mucho me consoló y me animó descubrir en lo alto la imagen de San José como custodio de la Ciudad, pero en seguida llegar a mi catedral, donde ejercería mi ministerio episcopal y descubrir la presencia guadalupana, su imagen, su mensaje y la devoción de la comunidad hacia ella, en verdad llenó mi corazón de alegría, sintiendo que había llegado a la casa de mi madre celestial.
Mons. Eduardo Carmona Ortega. Segundo obispo de Parral