Templo de San Bartolomé
De su etapa colonial Valle de Allende aún conserva numerosas construcciones y casonas en buen estado; de hecho, es la población colonial de Chihuahua mejor preservada. De todas sus construcciones coloniales destaca la parroquia. Aunque el edificio actual data del último tercio del siglo XVIII, sus antecedentes vienen desde 1574, siendo por lo tanto el templo más antiguo del estado. Se trata de una iglesia de gran tamaño que se encuentra frente a la plaza principal. Es de admirarse su altar mayor, con un bello retablo de cantera rosa construido entre 1886 y 1888.
La iglesia conserva también una buena cantidad de óleos del siglo XVIII y figuras talladas en madera. Uno de los salones laterales de la iglesia es un pequeño pero riquísimo museo que contiene magníficas piezas, sobre todo del siglo XVIII, de gran valor histórico, estético y artístico; entre éstos, son dignos de mención una custodia de plata de 1732, un copón de plata hecho a mano y troquelado del siglo XVIII, un rosario engarzado en oro del Niño Jesús del siglo XIX, un crucifijo de marfil y una imagen del arcángel San Miguel tallada en madera, originalmente estofada. Asimismo, en las oficinas de la iglesia se encuentra muy bien catalogado el archivo histórico de Valle de Allende, el cual contiene documentos de gran importancia no sólo para la historia local sino también para todo el noroeste de México.
La Iglesia parroquial de San Bartolomé es una de las construcciones virreinales más vistosas e importantes del norte de México. El templo actual no es la primera iglesia parroquial del antiguo Valle de San Bartolomé. Las primeras dos estaban ubicadas en el emplazamiento del actual santuario. Una tercera llamada de San Pedro, advocación que afirmaba su pertenencia a la Iglesia secular, se edificó entre 1710 y 1719 en el sitio donde se encuentra hoy la parroquia, con la ayuda de Indios tarahumaras de Atotonilco, Santa Cruz y la Joya. Participaron en la obra maestros albañiles y carpinteros locales, así canteros procedentes de la región. Un cantero llamado Juan Francisco, que llegó de Parral, estuvo encargado de la torre y de la portada. En el interior se colocaron lienzos y esculturas de santos, algunos de los cuales se conservan todavía. Frente al atrio estaba una gran cruz de madera que fue removida a principios del siglo XX. A la arquitectura original de este edificio pertenece la torre con su escalera de caracol.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, con el auge de las haciendas de la región del Valle de San Bartolomé fue en aumento de tal manera, que fue necesario planear un templo de mayores proporciones para la numerosa feligresía. Se inició la construcción del cuarto templo de San Pedro que corresponde a la Parroquia actual en 1788 y se terminó en 1792. Es un edificio de adobe de gran tamaño con crucero, cúpula y torre de cantera. La altura y luminosidad de su espacio interior es notable. Los tramos de la nave están marcados por arcos transversales de cantera que sostienen una cubierta de vigas dispuestas paralelamente a la nave. Su arquitecto fue el Duranguense Nicolás Morín, el mismo que terminó la parroquia (ahora Catedral) de Chihuahua y la portada lateral de Santa Eulalia. El estilo artístico es néostilo en las portadas y hubo un retablo mayor con estípites. Al igual que en las catedrales y en algunos santuarios, se encontraba un altar debajo de la cúpula. En la reconstrucción de finales del siglo XVIII, se conservaron partes de los viejos retablos y se añadieron otras imágenes.
En 1806 se cambió la advocación de San Pedro que había tenido la Parroquia por 183 años (entre 1623 y 1806) por la de San Bartolomé que conservó hasta 1888. Los españoles le llamaron de San Bartolomé cuando menos desde 1570. El Valle por el que corría el rio del mismo nombre y después toda la región incluida su jurisdicción pasó a llamarse así. La nueva advocación reafirmaba la existencia del poblado como lugar central.
Entre 1868 1870 se restauró el edificio y se colocó un reloj en la fachada que donó el alemán Federico Stalforth en 1869. Los retablos laterales neoclásicos datan de esa época. El retablo mayor de cantera rosa fue construido por Jesús Montoya y su hijo Benigno entre 1886 y 1888, es de estilo neobarroco con tabernáculo neogótico. Esos escultores eran originarios de Sombrerete y realizaron obras importantes en cantera en Durango y otros lugares del Norte. En 1888 la parroquia dejó de llamarse de “San Bartolomé” y pasó a ser de “La Virgen del Rosario”. Nuestra Señora del Rosario, la imagen principal del convento franciscano entonces en ruinas, había sido traslada al templo secular y su culto seguía siendo de importancia. Entre 1946 y 1955 se hizo el piso actual y se instaló la luz eléctrica. Se restauró de nuevo el templo en los años setenta y desde entonces por orden de las autoridades eclesiásticas, la advocación de la Iglesia es de nuevo la de “San Bartolomé”. Se resguardan en el interior del monumento importantes obras de arte, muchas pinturas de la época colonial, notables esculturas y objetos suntuarios.