Decanato San José, decanato con historia.
Los decanatos tienen sus raíces en los siglos V y VI de nuestra era y se fueron creando para poder atender a las parroquias que estaban en las zonas rurales. Se nombraba a un sacerdote para que estuviera al pendiente de las necesidades de los sacerdotes y de las comunidades que estaban asentadas fuera de la ciudad donde residía el obispo. Por eso se le llamó también a ese sacerdote “vicario foráneo” y al decanato se le llamaba también “foranía”.
Otro nombre que desde la antigüedad se le ha dado al decano es el de arcipreste, palabra que significa “primer sacerdote”, porque es el que encabeza o coordina a los demás.
Desde luego, que si se trata de atender las necesidades de las parroquias, es aconsejable que los decanatos agrupen parroquias que tengan necesidades más o menos semejantes y así puedan ayudarse mejor.
Nuestra diócesis tiene tres zonas bastante diferenciadas: al oriente, está la zona de Jiménez, agrícola y ganadera, de terreno generalmente plano y clima muy seco; al centro la zona de Parral, tradicionalmente minera, con clima un poco más templado; y al oeste y suroeste la zona de la sierra, de terreno escarpado y que, por lo mismo, durante siglos estuvo muy aislado y que, antes de la erección de nuestra diócesis en 1992, fue parte del Vicariato de la Tarahumara.
Antes de que fuera creada nuestra diócesis ya había decanatos. Por ejemplo, el Padre Sixto Gutiérrez, párroco de San José en Parral a principios de los años sesentas y que mucha gente aún lo recuerda, fue el arcipreste o decano de la zona sur del estado. Lo mismo Monseñor Carlos Amezcua fue decano.
Actualmente el decanato de Parral comprende las seis parroquias de la ciudad episcopal: San José-Guadalupe, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, San Judas Tadeo, Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, la Inmaculada Concepción y la Sagrada Familia. Además las parroquias de Santa Bárbara, la Conversión de San Pablo en Balleza, Nuestra Señora del Pilar del Conchos en Valle de Zaragoza, San Francisco de Asís en San Francisco del Oro y San Isidro Labrador en Villa Matamoros. Desde luego que cada parroquia tiene su propia fisonomía y a través del tiempo ha ido sorteando sus propios problemas.
La parroquia de San José-Guadalupe, que durante medio siglo fueron dos parroquias y que ahora trabaja como una sola. También se incluyen pastoralmente dentro de los límites de esta parroquia las Rectorías de Catedral y el templo expiatorio de Nuestra Señora del Rayo; las Capellanías de San Martín de Porres y la del Sagrado Corazón de Jesús. Además se le encomienda a un sacerdote la coordinación de la pastoral indígena y la asesoría del grupo evangelización de San Andrés.
Tomando como principal línea divisoria la vía del tren, se erigió la parroquia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, que fue la primera parroquia creada por el Señor Obispo, don José Andrés Corral Arredondo (+).
Esta parroquia de la Medalla Milagrosa, por lo numerosa de su feligresía, fue dividida y así nació la parroquia de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, de reciente creación. Abarca la Colonia Héroes de la Revolución, San Uriel y otras muchas colonias al norte y noroeste de la ciudad.
Sobre el boulevard Ortiz Mena se alza el templo parroquial de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, cuyo territorio se extiende en el sureste de la ciudad y que además atiende el hospital del Seguro Social y la pastoral penitenciaria.
Hacia el suroeste está la parroquia de San Judas Tadeo, que comprende las colonias Juárez y Ampliación Juárez.
Por último la parroquia más reciente de la Diócesis es la Sagrada Familia que está integrada por las colonias que están hacia la salida a Santa Bárbara, desde el cuartel, la colonia PRI y hasta donde se acaba la ciudad, con fraccionamientos de reciente construcción. Cabe mencionar que es la primera parroquia creada por el Señor Obispo Don Eduardo Carmona.
Pbro. Lic. Javier Moreno Sotomayor